En el mundo educativo hemos asistido durante los últimos años a la manifestación del deseo universal de ser finlandeses. Todas las instituciones, la nuestra también, han viajado al país nórdico con el deseo de descubrir la clave del éxito de la educación finlandesa. Jordi Évole vino a decir en un célebre programa que el quid estaba en que en Finlandia todo era educación pública. Después del célebre pensador ha habido muchos que se han ido a los hielos y han vuelto con la receta: hay que escolarizar a los niños más tarde, hay que dar menos horas lectivas para primar la calidad frente a la cantidad, hay que conseguir un mayor consideración social para los maestros, hay que cambiar las metodologías, hay que…
Conozco colegios e instituciones que han querido imitar un aspecto parcial de aquel sistema educativo para que se produzca una extemporánea metonimia: si tomo una parte, se transformará en el todo. Me recuerdan al asno de Esopo, que un día se puso a cavilar por qué él, que estaba todo el día trabajando, sólo recibía gritos y golpes. En cambio, para el perro de la casa todo eran agasajos y caricias. Así que se dijo que si hacia lo mismo que el perro, lo tratarían de la misma forma. Al día siguiente cuando llegó el amo al establo, el asno se puso a saltar con entusiasmo y, regocijado, le puso a su amo las patas delanteras en el pecho. Como es comprensible, el asno imprudente se llevó una buena tunda de palos.
Quiero decir que siempre hay muchas cosas que aprender de los demás. Pero también afirmo que hay que valorar lo propio, en nuestro caso, doscientos años de un modelo educativo exitoso, basado en el cuidado integral de la persona y en los medios efectivos para favorecer los aprendizajes. El librito Los valores del proyecto confianza trata de ser una recopilación y puesta al día de las metodologías de la educación corazonista.