Te digo con quién ando

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Permanecemos en el yugo uncidos,

siempre fieles al tajo designado,

llevando el corazón sincronizado,

y de cualquier peligro protegidos.

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Sentimos que el sabernos tan unidos

guiará nuestro paso acompasado.

No somos dos sino unidad, al lado

uno del otro sin caer rendidos.

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Las huellas que dejamos en el barro

son señales paralelas del carro

y de los pasos dados sin cautelas.

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Yo ya sé qué enseñanza me revelas:

que es amor la coyunda de engarro

que son amor nuestras almas gemelas.