Sorpresa
Recién comenzado el curso 1985 y mientras simultaneaba mis compromisos en la formación de los hermanos jóvenes en Casablanca y mis clases con los alumnos del Colegio de La Mina, el hermano Provincial, que acababa de ser elegido, me ofreció el puesto de Administrador Provincial. Había sido administrador, podíamos titularlo sin recursos, en varios seminarios; digo sin recursos porque tenía que depender de los administradores de los Colegios que sí tenían recursos. Tengo que señalar que me suministraron siempre fraternalmente y con una amable acogida las cantidades que estipulaba el Consejo Provincial.