Salamanca
Y aparece en mi vida una nueva encrucijada, un cruce de caminos; en este caso, aunque podía elegir, más bien me encaminaron por uno determinado. Iba cumpliendo años, corría el año 1968, y desde que terminé el magisterio en 1957 no me había preocupado por empezar una licenciatura. Estaba centrado en las casas de formación, estaba feliz con mi trabajo, me parecía que hacía una buena labor aunque nadie me lo dijera y no estaba en mis planes comenzar unos estudios superiores.
El seminario de La Granja funcionaba a pleno rendimiento cuando un buen día de finales de mayo el Hno. Provincial me comunica que mi obediencia para el curso siguiente era la comunidad de Salamanca y que debía empezar a estudiar en la Universidad. Me hubiera gustado la carrera de Medicina pero de cara a nuestro trabajo en las clases de un Colegio opté por algo un poco parecido (con perdón de los médicos) y me matriculé en Biología.
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