Que nadie salga descontento de vuestra casa
Decíamos en un artículo anterior que el fundamento del pacto educativo es colocar a la persona en el lugar preferente del proceso educativo. Parece mentira que a estas alturas de nuestra historia tengamos que volver al ideal que ya tuvieron los griegos: el educador, el pedagogo, era el ayo que acompañaba al niño para acompañarle en el camino a la escuela, entendiendo este camino como una metáfora del transcurso de la vida. Los padres pudientes de la antigüedad no buscaban especialistas en materias técnicas y humanísticas, sino que elegían a los mejores educadores para sus hijos y se los confiaban para que les dieran una formación completa. Quirón educó a Aquiles para cumplir un destino supremo trazado por los dioses. Filipo encargó a Aristóteles que se ocupara de la educación de Alejandro y le preparara para ser el héroe más grande de todos los tiempos. Xenócrates empezó siendo alumno de Platón, luego se independizó, pero una vez conocida toda la filosofía, decidió dedicar la vida entera a continuar la obra de su maestro.[…]