PENA
Cómo no sentir pena, Corazón,
si fuiste traspasado por mi lanza,
si a veces pierdo incluso la esperanza
de encontrar en tu regazo protección.
Cómo no sentir luto, Corazón,
cuando la pena o el dolor me alcanza,
cuando el mal pesa más en mi balanza
y no alcanzo a encontrar ni tu perdón.
Tú sabrás, Corazón, por qué permites
los lutos y las penas en mis días
y aun a pesar de mi pecado admites
que siga mi extravío por las vías
que mis pasos alejan de tus límites
contrariamente a lo que tú querrías.