LOS SAQUEADORES
Amanecer convulsivo en aquella ciudad amazónica peruana cuando, hacia las cuatro de la mañana, los guerrilleros del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru-MRTA iniciaban una balacera formidable hasta lograr tomarse por las bravas los puntos neurálgicos de la villa. Me desperté con sobresalto, me metí debajo de la cama y esperé entre oraciones el resultado de aquel rabioso tiroteo. Salvo el cuartel militar de la marina, ubicado en las márgenes del caudaloso río afluente del Amazonas, los aguerridos guerreros ocuparon todas las instituciones y comisarías de la extensión urbana.
Evidentemente, ni mis alumnos-as ni yo pudimos acudir a las aulas del Instituto Pedagógico, aunque algunos de ellos deambularon por las calles para husmear sobre lo que estaba sucediendo. Los más osados o menos honestos, aprovechando que los asaltantes habían decretado el saqueo de ciertos comercios, se convirtieron en saqueadores espontáneos, arramblando a manos llenas con los insumos que lograron atrapar entre el gentío desvalijador.
Aplicando al pie de la letra el antiguo refrán «a río revuelto, ganancia de pescadores», aquellos escasos estudiantes quebraron el protocolo o código ético de nuestra institución educativa, por lo cual media docena de entre ellos fueron sometidos a un juicio riguroso por parte del Consejo Disciplinario y Directivo. Convictos y confesos los acusados, recibieron las consabidas notificaciones de sanción de expulsión, castigos que, en último término, no llegaron a efectuarse, ya que tuve que emitir otros tantos indultos, llevado por un sentimiento de compasión hacia los infractores. De todo aquel penoso episodio quedaron en mi disco duro algunas lecciones inolvidables :
1.- La debilidad humana ante situaciones extremas
2.- La justicia injusta ejercida por parte de los asaltantes
3.- La pobreza extrema de aquellos estudiantes depredadores
4.- La nula efectividad de los protocolos, códigos éticos y expedientes disciplinarios de las instituciones. Dos de aquellos desvalijadores los tengo ahora entre mis seguidores de Facebook : uno me lanza reproches de cuando en cuando; otro me pone Me gustan y Me encantan en casi todas las fotografías. Total, aventuras del pasado siglo, pelillos a la mar.