HOY COMO AYER
Estás aquí, viviendo entre nosotros,
eres todos y cada uno de los hombres,
te haces hogar en cada casa,
pobre eres con los pobres,
clamas por la justicia y la fraternidad.
Aquí estás con toneladas de esperanza
para los que padecen el desprecio,
con infinitos litros de agua
para saciar la sed de los esclavos.
Estás aquí, con los desposeídos,
para devolverles su ansiada libertad,
sí, aquí, muy lejos de los bancos,
de los gobiernos, de los templos
que desoyen el derecho a la igualdad.
Estás aquí para curar heridas,
para acompañar ausencias,
para llenar las manos de ternura,
para dejar atrás la soledad.
Sigues aquí para denunciar el poder opresor,
para luchar por los niños que sufren,
para evitar la avaricia de tantos Midas
que todo lo que tocan lo transforman en miseria.
Aquí sigues para romper muros y vallas,
para repartir los bienes equitativamente,
para hacer de la rutina algo creativo,
para dar del vacío un salto a la eternidad,
para borrar las fobias del color de la piel,
para igualar religiones y sexos,
para echar abajo las torres de Babel.
Estás aquí, pero ninguneado,
desoído, abandonado, crucificado.
H. Luis Lorente