FUTURO PERFECTO
Nacerán las palabras,
tornaré a ti mis ojos,
volveré a tu morada,
purgaré el corazón,
florecerá mi carne,
indagaré en tu mente.
Devolverán los montes
sus aguas más profundas
y así humedecerán
mi paladar reseco.
Aceptaré tu herencia
y excederé las cuentas
de fiestas y de pájaros.
Abriré de par en par,
de dos en dos, las puertas
para que no haya lindes
ni pena en parte alguna.
Abundaré en trigales,
en aceite y en vino,
recogeré en mi lengua
la miel de los panales.
Agotaré la leña
de los cedros del Líbano,
me sanará el Jordán
y plantaré mi tienda
(no seré forastero)
en la bella Sión.
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