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Encuentro
.
Sé que puedo encontrarte
-siempre de forma súbita-
en medio de las sombras,
en el canto del grillo,
en las flores de plástico,
en el sabor del agua
o en un metal ardiendo.
Sé que puedo encontrarte
-siempre de forma súbita-
en las leves caricias,
en íntimos coloquios,
en el aroma a incienso,
en la música suave
o en la luz que deslumbra.
Te he captado un segundo
-ya no recuerdo cuándo-
despistado en la noche,
ausente de los ecos,
asfixiado de éter,
sazonado de luchas
o anegado en el llanto.
Te he captado un segundo
-ya no recuerdo cuándo-
en el toque de Diana,
en dulces paladares,
en fragantes laureles,
en eufóricas voces
o en cómplices pupilas.
Sé que puedo encontrarte
-te he captado un segundo-
subiendo o en descenso,
errante o sedentario,
risueño o cabizbajo,
porque este es mi destino:
encontrarme contigo.
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