Ella nunca nos abandona
El Hermano Andrés era el director del internado de Paradis en enero de 1859. Era un hombre todavía joven, tenía 34 años, el pelo rojizo como el de una mazorca de maíz, los ojos vivos y el talle fuerte y algo rechoncho. Sostenían semejante estructura unas piernas robustas, musculosas y algo arqueadas. Era de carácter tranquilo, aunque los que lo conocían bien decían que respondía al temperamento de aquellos de los que se dice “del agua mansa líbreme Dios que de la brava me libro yo”. Solía decir las cosas de forma franca y abierta como el teme más a la verdad que a sus consecuencias. Solo había una persona por la que sentía un cariño y un respeto referencial: el Hermano Policarpo. […]
EPISODIOS NOVELADOS DE LA VIDA DEL HERMANO POLICARPO (16 y final)