Dignos
La pobreza, de todas formas, no es sinónimo de negligencia, de dejarse ir, de falta de decorum. Los Hermanos serán pobres, sí, porque siguen al Maestro que fue pobre; pero, como él, serán siempre dignos en su persona, en lo que les rodea, en sus relaciones con los demás, con los alumnos y con los extraños.
“En sus casas todo debe estar limpio y bien ordenado; esta misma limpieza y orden deben brillar en sus personas, sin perjudicar en nada el espíritu de sencillez y de pobreza de la que hacen profesión”. (Reglas X, 2).
“La decencia de su estado exige que no lleven los hábitos sucios, rotos o demasiado remendados, aunque deben usarlos hasta donde se pueda”. (Reglas II, 2).