4. DESPOJADOS DEL ESPÍRITU DEL MUNDO
Tenemos que vivir en el mundo porque tenemos que ejercer nuestro apostolado; pero debemos guardarnos del espíritu del mundo, que es superficial, que no se cuida más que de las apariencias, que se deja guiar por la opinión de los demás, que busca la alabanza, que cree poco en la sinceridad de la virtud y de la entrega.