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CUARESMA
CUARESMA I
Habló el viento y me dijo
lo que un día escribiste
en el suelo, en la arena,
pero borró tus huellas.
“Ven conmigo al desierto”
el polvo repetía
con sus granos de voces.
Yo pretendo seguirte
por caminos borrados:
¡no sé cómo encontrarte!
.
CUARESMA II
Quiero quemar lo viejo
para ser savia nueva,
pero no encuentro luz
que incendie mis rastrojos.
Quisiera ser ceniza,
vestirme de sayal
si fuera necesario
para que con tu fuego
arda lo que no arde.
Quiero podar lo antiguo
y tirarlo a la hoguera
y que pueda dar fruto
mi infructuosa higuera.
.
CUARESMA III
Ni millones de lenguas
harían que escucharas,
que atendieras mis ruegos…
Ni sacrificios miles,
ni cientos de holocaustos
tu ira aplacarían…
Por eso el corazón
solamente te ofrezco:
sé que no lo desprecias.
Por eso una palabra
solamente te digo:
Abba.
.
CUARESMA IV
Crecía la lluvia de la ducha
igual que el pesimismo.
Levanté la mañana,
me vestí de sayal y de ceniza.
La penitencia ¡qué absurdo anacronismo!
Pero la solución estaba escrita
en clave en el espejo,
tu voz se evaporaba
y descifré tus ojos líquidos.
La penitencia: inútil, trasnochada.
Tuve que deshacer el equipaje
y vestirme de fiesta.
La penitencia… es el gozo, la vida.
Y la presencia del servicio
durante cuarenta días
duró lo que un suspiro.
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