Como un toro

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Tengo querencia por tu humilde y manso

corazón, lancirroto y sangriaguado;

dolencia siento por tu torturado

cuerpo, carniabierto y traspasado.

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Tengo apetencia por tu ajado y canso

rostro, a fuer de dolor, desfigurado;

urgencia tengo de tu avinagrado

hálito, de palabras un remanso.

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Urgencia y apetencia incontenibles

que refrenar no puede mi cordura

ni racionalizar mi pensamiento.

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Dolencia y querencia incomprensibles,

pues el gozo es parejo a la amargura,

al ser mi salvación tu sufrimiento.